La superstición

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Por Clara Olivares

Lo dije en su momento y lo vuelvo a repetir: todos los seres humanos necesitamos asirnos a algo que nos haga levantarnos todas las mañanas y salir de la cama.

En otras palabras, es imprescindible creer en algo, o en alguien, para no hundirnos es la más espesa niebla de la existencia pura y dura.

 Los expertos consideran que el pensamiento mágico está ligado a la superstición y estoy en parte de acuerdo, no obstante, me pregunto si ¿es posible vivir completamente despojados de este tipo de pensamiento?

Yo diría que no del todo aunque hay grados y grados, evidentemente.

Desde el hombre primitivo hasta nuestros días, el ser humano ha necesitado dar una explicación a aquellos fenómenos que no alcanza a comprender, o, que simplemente le producen miedo y temor.

Me parece que las creencias que cada uno de nosotros posee son una especie de antídoto ante la profunda angustia que produce estar vivo.

Nuestras creencias nos definen como individuo.

En este punto deseo señalar una de las diferencias fundamentales entre religión y superstición: la primera transmite unos valores morales, en tanto que la segunda no lo hace.

Ésto no quiere decir que algunas religiones posean un componente mágico como por ejemplo, la misa de la religión católica, ¿no es mágico creer que la hostia se convierte en el cuerpo de Cristo y el vino en su sangre?

 Ya sé que se me podría rebatir alegando que se trata de una metáfora y que es algo simbólico. Más, ¿no es pensamiento mágico? cuando se comulga se tiene a Dios dentro y éste se funde con nosotros.

 ¿Está más alejado ésto de los rituales que practican algunas poblaciones tribales? No creo…

El argumento fundamental para diferenciar aquello que es superstición de lo que no lo es, es la razón, el pensamiento.

Y este argumento se apoya en la demostración científica del hecho. Cuando la relación entre causa-efecto se comprueba científicamente, es decir, se ha demostrado en la práctica su causalidad. Un simple ejemplo: si se somete a un organismo vivo a muy bajas temperaturas éste se congela.

Analicemos la etimología de la palabra superstición: súper = exceso, stare = estar de pié y tion = acción. En otras palabras, «mediante la acción estar presente (la creencia) de manera excesiva». Por ejemplo, creer firmemente que cuando se pasa por debajo de una escalera se va a tener mala suerte.

Se despliegan pequeños o grandes rituales para conjurar los males. Y éstos son transmitidos de generación en generación. Se basan en la transmisión de tradiciones populares.

Las creencias de una persona pueden basarse, en este caso, en ese resquicio de pensamiento mágico, que siendo adultos, permanece en nuestro imaginario.

Repito, existe un abanico ámplio de grados de superstición. Creo que todos los seres humanos hemos seguido conservando alguno de ellos.

En resumen, este tipo de pensamiento implica una explicación de carácter mágico entre el fenómeno y las consecuencias que se le atribuyen.

Es fascinante observar a un niño jugar con dos muñecos. Lo primero que hace es convertirlos en seres que están vivos y que establecen un diálogo entre ellos. Es en esta particularidad que su pensamiento se convierte en mágico.

El hecho de dotar de vida a un ser inanimado es lo que lo hace mágico.

En mi próximo artículo hablaré sobre la corporalidad.

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